Michael Reynolds es un prestigioso arquitecto estadounidense, plantea que los hogares y edificios deben responder a las necesidades del ser humano, por eso comenzó a proyectar un método constructivo que permitiera a las personas ser más independientes, gracias a una relación armoniosa e inteligente con la naturaleza. Sus edificaciones están diseñadas para generar energía eléctrica, calefacción, agua corriente y alimentos orgánicos. Además, para su construcción se re-utilizan diversos desechos como neumáticos, latas y botellas.
TAGMA vincula a una organización como Earthship Biotecture, que aporta el método constructivo, con el Sector Público (organismos del Estado), el Sector Privado (financiación e involucramiento) y la Sociedad Civil (comunidades, proyectos, sector académico).
También éste proyecto cuenta con el apoyo de la empresa Nevex, quienes indicaron que "este modelo de escuela, innovadora desde sus cimientos, será un espacio de encuentro y aprendizaje para toda la comunidad. En este proyecto se combinan la igualdad de oportunidades, el aprendizaje a través de la experiencia y el cuidado del medioambiente, tres pilares fundamentales para nuestra marca".
A su vez este proyecto cuenta con voluntariado de todo el mundo, que aprendieron el método constructivo de Earthship, en Argentina, Colombia, España, Italia, entre otros países. Estos voluntarios se han quedado en el camping, casas alquiladas, en casas prestadas, incluso vecinos de la zona han cedido terreno de sus casas para que coloquen carpas. Se trasladaban en bicicletas recicladas para poder desplazarse mejor por el balneario y todos coinciden en que el proyecto fué un enorme esfuerzo pero lo vivieron con mucho entusiasmo y emoción.
Como todo proyecto colectivo ha dejado un abanico de historias, donde primó la solidaridad, el trabajo en equipo y el aprendizaje constante. Durante las jornadas de trabajo se mezclaron culturas, idiosincrasias, experiencias y vidas muy distintas. La constante, fue la sensación de haber participado en un proyecto que no solo fue trabajo y teoría, sino también fue de esas experiencias que resultan inolvidables.
Las llaves de la escuela fueron entregadas a la maestra directora Alicia Álvarez y a los alumnos. Ellos mismos invitaron a todos los presentes a recorrer la escuela, que fue “invadida” con un entusiasmo desbordante. Hubo entonces abrazos, felicitaciones, brindis, sonrisas y lágrimas. Mientras, por los parlantes sonaba la banda uruguaya Don Nadie y su canción "Al mundo lo hacemos todos", que esa noche, más que nunca, fue y es, el himno de este proceso.