Más de dos décadas de trayectoria son reunidas por la comicidad de Diego Bello, uno de los cupleteros de la murga “Patos Cabreros”, conjunto al que recaló para esta temporada luego de un año “sabático; lo de las comillas responde a que para el entrevistado “cuesta mucho estar al margen” de la fiesta, y siempre busca “algún punto de contacto con ella”. Momo se alegra por la vuelta de un artista muy identificado con la escena carnavalera en este último tiempo; la misma escena que lo tiene enamorado a tal punto que lo impulsa a regresar nuevamente.
¿CÓMO VIVISTE TU AUSENCIA DE LOS ESCENARIOS EN EL CARNAVAL PASADO?
“Todas las veces han sido diferentes. En algún otro momento paré por más tiempo. Esta vez fue solo por un año, y a su vez estuve vinculado al carnaval porque fui presentador del tablado de la Rural del Prado. Son unos cuantos años en la vuelta y hay muchas cosas que extrañás cuando no salís. El carnaval tiene una parte hermosísima, que es la que todos disfrutamos, pero tiene también una parte de desgaste que uno coloca en la balanza a la hora de tener ganas de hacer alguna otra cosa. Cuando planifico las actividades a las que me voy a dedicar durante el año, siempre trato de buscarme un hueco para poder salir en carnaval, ya que me gusta mucho. Pero a veces no se lo puedo encontrar, y prefiero no hacerlo. Ahí es cuando veo cómo puedo mantenerme vinculado. El año pasado fue trabajando en ese tablado, y algún otro año ha sido escribiendo algo para algún conjunto, por ejemplo. Cuando no estoy haciendo nada en febrero, me cuesta mucho estar al margen. Siempre le busco algún punto de contacto”.
¿CÓMO SE DA TU LLEGADA A “PATOS CABREROS”?
“Se da por varios frentes. Tengo una amistad con Ricardo Villalba. Él había manejado la posibilidad de que viniera, incluso el año pasado cuando la murga estaba ensayando, recuerdo que me había tentado un poquito, pero ya tenía decidido no salir. Para este carnaval, apenas terminó el anterior tuvimos algunas conversaciones. Demoré mucho en tomar la decisión porque tenía un proyecto bastante interesante que se terminó pinchando, y en caso de concretarse no iba a poder salir en carnaval. Ellos siempre manifestaron interés. Ricardo me lo comentó, pero luego Walter Amor, que es uno de los dueños, ya había hablado conmigo hace unos años atrás, y Nelson Ferro fue el que se reunió conmigo para hacerme la propuesta. Tuvimos una reunión, y luego de un tiempo de espera por esto que te comentaba, se dio mi incorporación. Estoy súper contento”.
¿CON QUÉ TE ENCONTRASTE AL LLEGAR, Y CÓMO SE VIVIÓ EL PROCESO DE ENSAYOS?
“Es un grupo precioso. Con algunos ya había tenido la suerte de salir, y con otros es la primera vez que salgo, pero todos son viejos conocidos de carnaval. Es muy disfrutable porque hay muy buena química., Hay una gran cantidad de compañeros que vienen trabajando juntos hace años, entonces ya se conocen bastante. Me recibieron bárbaro. El proceso de ensayos fue muy bueno. El trabajo creativo, encabezado por Eduardo Rigaud, fue divino. Yo había trabajado con él hace muchos años. También con Rafael Antognazza viví unos años preciosos en A Contramano, y entre los tres tratamos de ir encausando, más allá de que la decisión siempre recae sobre Eduardo. Siempre obtuve buena recepción y diálogo frente a las cosas que he tirado para el espectáculo”.
“LO QUE MÁS SE EXTRAÑA ES LA CANTIDAD DE ESCENARIOS”
“Es un tema bastante complejo. El carnaval no se puede separar de lo que nos pasa a todos como colectivo. Sin duda que hay transformaciones. Lo que más se extraña es la cantidad de escenarios. La competencia ha ganado demasiada preponderancia, al punto de que pareciera que es lo único que vale, y no estoy tan seguro de eso. Me parece que hay otras cosas que tendríamos que empezar a visualizar”.
¿QUÉ ES LO QUE TE HACE SENTIR GANAS DE SALIR EN CARNAVAL?
“Lo que me hace salir es el escenario como lugar físico donde uno puede llevar adelante el espectáculo. La escena. Esa ilusión de subirte al escenario y actuar es lo que te hace regresar. El carnaval le suma a eso la cantidad de público, el contacto cercano, la diversidad de los espectadores en su sentido más amplio. Es atractivo porque está buenísima la lectura que se genera. El carnaval es un constante aprendizaje, y está buenísimo renovar ese “contrato” con él año a año”.
¿QUÉ MOMENTOS RECORDÁS COMO LOS MÁS DISFRUTABLES DE TU CAMINO EN CARNAVAL?
“Por suerte han sido varios. A veces es injusto señalar uno en particular. Hubo dos años que fueron muy lindos. Uno fue el 2008 con “La Margarita”, y otro el 2009 con “A Contramano”. Fueron dos años muy intensos de trabajo, respuesta del público, y felicidad arriba del escenario. Ambas experiencias fueron particularmente gratas”.
¿HAY ALGO QUE TENGAS PENDIENTE A NIVEL ARTÍSTICO?
“Sí. Por suerte quedan cosas porque es lo que de alguna manera te da ganas para seguir. Hay muchas que están en mi cabeza, y de otras espero sorprenderme, diciendo “¡Esto lo quería hacer, y no tenía ni idea! Quedan cosas por hacer tanto en carnaval como fuera de él. El escenario es el sitio en donde me quedan cosas por aprender, y algunas cosas más por hacer”.
¿CON QUÉ SE VA A ENCONTRAR LA GENTE QUE AÚN NO VIO AL ESPECTÁCULO DE “PATOS CABREROS”?
“Se va a encontrar con un espectáculo que intenta vincular un juego del que todos tenemos referencia, como es el tobogán, con la vida. El hecho de ir creciendo en edad, y tener diferentes problemas conforme pasa el tiempo. De niños el problema mayor es ver quién sube, o quién se tira primero, y a medida que pasan los años, te empiezan a preocupar otras cosas. Te seguís tirando, pero el juego cambió y ya no es el mismo”.
Nicolás Oroño.
"Las Máscaras Sueltas"
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