Con la presencia en escena de los artistas de su banda estable y diversos invitados, hubo mucha murga, Rocanrol a dos orillas, viejos clásicos y nuevos rumbos, resultando realmente una fiesta de lujo, para recordar. El impactante show que en el año 2009 llenó dos veces el Teatro Solis, volvió para despedirse.
Más adelante me encontré con Los que iban cantando, y ése fue el primer grupo que integré, en el 87. Ya en el 83 me había sumado a Falta y Resto. Por ahí empecé a estudiar percusión con varios docentes, me crucé con otros músicos, y tuve la oportunidad de ser percusionista durante 15 años. Y pasé por las bandas de Olivera, de Ubal, de jorge Galemire, de Jaime Roos, toqué con Jorge Drexler. Todo ese tiempo fue para mí una gran experiencia y aprendizaje, y siento mucha gratitud para con todos los artistas. Estoy contento, no tengo más que agradecimientos a la vida, porque me permitió dedicarme a lo que me gusta, y que desde pequeño quise hacer. Era un sueño, de esos sueños que uno sueña despierto".
"Pitufo" festejó como se merece, rodeado de amigos y brindando un gran espectáculo. En el esenario el aperitivo del show lo brindaron el cuarteto de guitarras "Ricacosa", interpretando una sutil y exquisita mezcla de tango, vals, milonga y candombe desde una perspectiva actual, jóven, con toques de humor y sin olvidar sus raíces.
Luego de una breve espera se presentó la banda a pleno, integrada por: Nicolás Ibarburu (guitarras), Ney Peraza (guitarra), Mateo Moreno (bajo), Pablo Leites (percusión), Martín Ibarburu (batería), Pablo Routin, Marcel Keoroglián y Pedro Takorián (coros).
De arranque nomás con algunos invitados de lujo, en los teclados se podía distinguir la calidad de Hugo Fattoruso y acompañaba a la banda el inconfundible bandoneón de Nicolás Mora. Más tarde, arribaron al escenario las dulces voces del cuarteto "La Otra" integrado por, Beatriz Fernandez, Ana Prada, Lea Bensassón y Carmen Pi. Interpretaron algunos temas dejando bien en alto el nivel artístico vocal que tenemos en Uruguay, un orgullo y un placer escuchar las voces de estas nuevas generaciones femeninas. La otra dejó su lugar para una gran artista proveniente de la vecina orilla, Liliana Herrera. Esta gran intérprete de folclore argentino nacida en Entre Ríos, Argentina, con su voz cascada que puede llegarnos a recordar a la querida Mercedes Sosa, logró hacer vibrar las fibras íntimas de todo el Teatro de Verano, incluso confesó su gran amor por esta tierra., quizá un poco influenciada por el tenor de los festejos en sí.
Fernando Cabrera no faltó a la cita, obsequiándonos un deleite musical para nuestros oídos. Por allí también Mandrake Wolf dijo presente, para agitar un candombe y aportar su peculiar estilo artístico.
La fiesta tuvo de todo, hasta hubo lugar para un invitado muy especial, que no cantó nada, pero su presencia fue muy aplaudida, Antonio Pacheco, el capitán de Peñarol se hizo presente también en el escenario, pero esta vez para hacer entrega de una placa representativa al disco de oro obtenido por el álbum "Rocanrol..."
También hubo un momento especial, muy esperado por el público, el momento en que la integración original de la mítica Murga Contrafarsa se hizo presente. En medio de una majestuosa ovación por lo que se veía venir, con el escenario en plena oscuridad se escucharon las campanillas del "Tren de los sueños" y corrió una mezcla de emoción y nostalgia entre los presentes que con impaciencia anhelaban escuchar el tronar de esas gargantas.
Ante el primer "retornaaaaaaaaaaaaaar"... explotó la eufórica alegría contenida en el público que escuchó, coreó, disfrutó sintió y revivió la tan recordada actuación del año 2000 que magistralmente dirigió el "Pitufo" Lombardo.
El tiempo cambió su curso, retrocedió 10 años y las canteras del Parque Rodó volvieron a escuchar las historias extrañas de un loco, el "loco de la estación". En un bálsamo de emoción la gente pudo disfrutar una vez más en el Teatro de Verano, de la despedida de la tan querida y extrañada murga.
Luego de la emoción hubo lugar para disfrutar un rato mas de la banda a pleno, que para el final volvió a traer a escena a todos los invitados, esta vez juntos para despedirse y tocar un "bis" de temas a pedido del público.
En resumidas cuentas, un gran espectáculo, un impresionante desborde de talento, calidad artística y musical sobre el escenario. Solo queda brindar desde aquí nuestras felicitaciones a Edú, salúd!, gracias por todos estos años y por muchos años más. Y esperamos volver a verte de cara pintada y haciendo tablados.