Por el momento no tiene equipo. Pero se sigue entrenando como si estuviera todavía en el cenit de su carrera, porque para él el fútbol es vida. Estamos hablando de Diego Forlán, hijo y nieto de futbolistas uruguayos, todos capaces de llegar a vestir la camiseta de la selección latinoamericana.
El delantero que se desarrolló en Peñarol, su club de corazón, ha sido un auténtico trotamundos desde muy joven, cuando dejó Uruguay para Argentina y se metió en el primer equipo de Independiente, el Rey de copas. Su salto al fútbol europeo, el gran escaparate de este deporte, fue repentino, ya que en el año 2002 un tal Alex Ferguson había visto en él el potencial del gran futbolista. De hecho Forlán ha sido uno de los primeros sudamericanos en los años 2000 en romperla en la Premier, abriendo así una brecha importante para los que venían del mismo continente. Su habilidad en romper líneas, en crear ocasiones de gol y, sobre todo, su gran disparo y su olfato goleador lo hicieron un jugador imprescindible para un Manchester United que ganaría todos los títulos nacionales en los cuatro años en los que Forlán jugó con la camiseta de los Diablos Rojos. Sin embargo, su gloria se haría más grande más adelante.
Su partida a la Liga española cambió radicalmente su carrera. El delantero uruguayo pasó a ser la absoluta referencia de un Villarreal que estaba construyendo su historia y, junto con un tal Juan Román Riquelme, Forlán dio un gran protagonismo en España y en Europa a un equipo que antes era prácticamente desconocido. En sus tres temporadas con el Submarino Amarillo, el ex del United dio muestra de sus habilidades goleadoras, como bien demuestra el trofeo Pichichi de La Liga que ganó en la temporada 2004-05 tras haber marcado nada más y nada menos que 25 goles, uno más que el barcelonista Samuel Eto’o. Forlán y Riquelme hicieron estragos en el Villarreal, llegando también a una semifinal de Champions League en la que solamente un Arsenal de primer nivel pudo frenar el sueño de una final contra el Barça.
Sucesivamente, la carrera del uruguayo se llenaría cada vez más de títulos, como los que consiguió con el Atlético Madrid, un club con el que se sintió siempre muy identificado por su índole trabajadora. Con los colchoneros Forlán ganó de nuevo el trofeo de máximo anotador de la liga española, además de una Europa League y una Supercopa Uefa, algo que le permitió llegar muy bien al mundial de 2010. Fue en esta competición que dio el salto a la notoriedad con Uruguay: el cuarto puesto de la Celeste y su balón de oro del mundial lo proyectaron en una dimensión de crack total.
El triunfo con Uruguay en la Copa América de 2011 en Argentina vio a Forlán levantar esa copa tan importante en calidad de capitán. Su leyenda de delantero y capitán de la Celeste estaba ya escrita. Y hasta el día de mañana nadie la olvidará.
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