Humor de viernes - Atemporales

Más que Columna, apenas un simple Poste de Humor.217. (Gramos de pasto pa los camellos)

“Atemporales”
¡Ahh pero que distinguida mi Vieja! ¡Esa croquiñoli que se me mandó, con todos los ruleros desperdigados por esa blonda cabellera! No me diga nada, set de 15 ruleros y 30 pinzas de metal para sujetarse el pelo, en mercado libre, $150, me equivoco? Es que yo pal pelo ando volando, como piojo en peluca.

El que no tenga no significa que no me guste escudriñar por los rincones para conocer y saber de lo último en materia capilar. Me gusta estar a la onda, o a la lacia, como guste. Es como el flaquito que quiere ser gordito y se para en frente de la mesa de los postres, cual Rodrigo Amaral, ¿se acuerda Vecina? Ese mismo, el chiquilín rellenito simpaticón que juega al fobal si.

Bueno ahora ta delgado, y cada vez que pasa por alguna confitería se queda con la ñata contra el vidrio, como “relojeando la fiambrera”. De cualquier manera el Rodri vuelve mucho más flaco, pero ya consiguió sponsor propio pa éste año: “Confitería oro del Rhin”. Ante tal suceso, fuentes extra oficiales nos informan que la cocinera de Los Céspedes habría mandado una carta documento intimando al Presidente de nacional, don José “Dicloflex”, pa que no lo vuelvan a contratar al “Gordo” (así lo menciona en tal escrito) y ante la negativa del club, la doña decidió encadenarse a la puerta de la cocina misma, en tono de protesta por tener que volver a laburar horas extras pa darle de comer al player.

Y diga que no arreglaron con Polenta, que sino… Igual vio que el club Albo se quedó sin Fucile, sin Oliva, sin Polenta, sin Romero; más que un equipo de fútbol, Nacional se parece a un supermercado en Venezuela. Bueno, pero me fui de tema Doña Eutanasia Calamidá, me decía que esos ruleros… ahhh ¿regalito de Reyes? No la tenía a esa no. No, no, no se me confunda, claro que sí que puede ser regalada, ya lo hablamos la semana pasada, lo que me da gracias es que me diga: “regalito de reyes”.

Qué me va a importar a mí que su marido, el Robustiano, se le haya aparecido a las 2 de la mañana, disfrazado de Melchor, de la cintura pa arriba, y de la cintura pa abajo disfrazado de Rodrigo Romano bailando el “Gusanito”! Y como regalito, le dejó a los pies del árbol los ruleros… Claro, porque ¡la despeinó! Ah, no, el regalo fue lo que me contó antes de su esposo, de lo cual la imagen que me hice en la mente me va a perseguir hasta mi muerte. O sea que el “rulejaje” en su cabello fue producto del “salvajismo” de ese Melchor hecho un fuego! De cualquier manera debo decirle que tanto usté como yo, somos de la vieja guardia y nos gusta salir a “regordearnos” de los regalitos que nos dejaron los respectivos Reyes Magos, ¿no? Digo, uno se acuerda cuando era gurí, que apenas salía el sol, tipo 6 de la mañana, ya taba levantado y saltando en la cama de los viejos pa que me dieran el permiso necesario pa ir a abrir los obsequios.

Me daban el permiso o una paliza, pero algo me llevaba, de seguro, siempre fui muy insistente. Y a las 7 y pico u 8 de la mañana ya tabamos en la calle jugueteando con la pelota nueva o con la bici o patines, lo que sea. Y éramos todos, al aire libre, correteando como locos, intercambiando juguetes, compartiendo con los vecinos, haciendo alguna guerra de agua con las “pistolas” nuevas. Se respiraba momentos de felicidad, de esos que te quedan en la memoria. Desde la emoción de rasgar los papeles, hasta el llevarlos afuera para “mostrarlos”.

Ahora los tiempos han cambiado mi Vieja, le digo que el mismo 6 de Enero, salí por la tarde con mi gurisa más chica, fui a la plaza, quizá esperando encontrarme con algo parecido. ¿Sabe lo que ví? Cinco gurises sentados, creo que en grupo, todos cabeza gacha en silencio, mirando “la pantallita de la alienación” mal llamado celular.

Sin ningún tipo de comunicación entre ellos, o quizá sí, no sé. Sin movimiento. Inertes. Una niña deambulando por la plaza en una patineta de esas que sólo tenés que quedarte parado, con un mínimo balance hacia adelante se mueve y un mínimo pa atrás se detiene. Listo. No hubo risas, ni alegría, ni correteos, ni emociones, ni compartir regalos… ni momentos que quedarán guardados en la memoria. Pero bueno Doña, se ve que somos atemporales, sin dudas! Pero que lindos ruleros Vecina!!

Salú!