
“Mire que se viene, se vino!!”
Mire Doña que le avisé eh!! Me dolía la rodilla izquierda y le dije: “eso es tormenta”, pero no me hizo caso. Pa qué dejó la ropa afuera? Se le empapó!! Vió? Yo le avisé. El Nubel me quiere contratar, bah… a mi rodilla se quiere llevar, es infalible. Depende el grado de dolor es si, es solo lluvia o se viene una de esas tormentas que se parecen a la de “El día después de mañana”.
El Miércoles de tarde nomás, salí a caminar con la Gordita… sí, le mandó el médico salir a pasear un cacho, pa un mejor llevar del embarazo en sí. Bueno, le decía, tabamos dando un paseo, una vueltita a la manzana, tampoco es que caminemos mucho, hace calor y si nos vamos muy lejos, la “huella” en el sillón se nos esfuma y no nos gusta dejarla sola… la hemos amoldado a nuestro gusto y antojo, llevó trabajo, no es cosa de arruinar un proceso de meses de laburo!! Y se nos enfría el control remoto de la tele, que ya tiene la temperatura de la mano.
Bueno, ahí íbamos, a 2 cuadras, jadeando ambos 2, ella por embarazada y yo por gordo nomás… Deje, que volví al gimnasio la semana pesada y casi me da un síncope, y eso que hice casi 4 minutos de cinta… casi. Y el corazón parecía que había hecho la San Fernando!! Volví arrastrándome cual ameba proteicus en sus últimas de cambio. Fundidazo.
Bueno, ahí íbamos, a 2 cuadras, jadeando ambos 2, ella por embarazada y yo por gordo nomás… Deje, que volví al gimnasio la semana pesada y casi me da un síncope, y eso que hice casi 4 minutos de cinta… casi. Y el corazón parecía que había hecho la San Fernando!! Volví arrastrándome cual ameba proteicus en sus últimas de cambio. Fundidazo.
Y tábamos ahí, caminando, meta pata, cuando de repente, la rodilla izquierda que me avisa que se venía una alta tormenta ñeri!! Y es una puntada que me da en medio de los meniscos, que me da vuelta de dolor, y viene sin avisar; y pa mal de los males, con todo el deporte que taba haciendo, además del dolor antes mencionado, se me acalambró el gemelo de la pierna derecha, ergo, caí despatarrado en la mitad de la vereda, con la mano izquierda me agarraba la rodilla izquierda y con la mano derecha me masajeaba el gemelo derecho… el músculo de le pierna derecha Vecina, no me malinterprete.
Y la Gorda parada a mi lado, mirándome, porque no podía hacer otra cosa. Agacharse pa levantarme, no puede; hacer fuerza menos que menos, y más si es un cuerpito casi peso muerto de 97 kilitos… si no tuviera embarazada, tampoco podía ni moverme. Estábamos a cuadra y media, no había nadie en barrio tampoco, ya que en Enero no anda nadie ni en la ciudad, parece pueblo del lejano oeste… tipo “La marca de la horca” con el Clint Eastwood, se acuerda mi vieja? Qué peliculón!! Bueno, las calles de esos pueblos eran como los de mi pago hoy en día, falta solo la madeja de paja que pasaba volando en tales películas.
El tema en cuestión es que, taba ahí tendido en la cuadra, y pucha que la rodilla me avisó medio tarde, porque además de todas esas inclemencias en mi gastado organismo, arriba de todo… zas, arrancó a llover!! Y me caigo y no me levanto porque se vino con todo, y ahí taba yo, entre los dolores, el frío, el agua que me chispoteaba la cara. La gordita salió rauda y veloz en busca de ayuda, a los 10 minutos apareció, gracias a Dios… con un paraguas; una cremita de ésas mágicas pa los dolores, que de mágicas no tienen nada; y una bolsa con 2 refuerzos de mortadela y una botellita de medio con agua… la gran pucha.
Dejó todo eso y con su voz dulce de siempre me dijo: “te espero en casa, chau”. Y ahí quedé, me arrastré como pude hasta la pared, enganché el paraguas bajo mi mentón, con mis manos ayudaba a mis piernas a moverse, hasta que logré sentarme… a ésa altura ya tenía acalambradas hasta las manos.
En ése momento justo pasa un vecino, de los pocos que quedaban en la cuadra y me pregunta: “Vecino, le pasó algo? Ta lastimado?”. A lo que le contesto: “No no, me encanta sentarme en la vereda cuando ta lloviendo torrencialmente”!! Dicho sujeto entendió lo irónico de mi respuesta y me ayudó a llegar a mi hogar, me dejó en la puerta, cuando abro la misma ahí taba sentada mi novia preciosa, la cual me mira y me pregunta: “te mojaste gordo?”. No no, si afuera llueve seco!!! Así que ya sabe mi vieja, cuando le diga que me avisa la rodilla, agárrese fuerte porque se viene de punta y hacha!!
Y la Gorda parada a mi lado, mirándome, porque no podía hacer otra cosa. Agacharse pa levantarme, no puede; hacer fuerza menos que menos, y más si es un cuerpito casi peso muerto de 97 kilitos… si no tuviera embarazada, tampoco podía ni moverme. Estábamos a cuadra y media, no había nadie en barrio tampoco, ya que en Enero no anda nadie ni en la ciudad, parece pueblo del lejano oeste… tipo “La marca de la horca” con el Clint Eastwood, se acuerda mi vieja? Qué peliculón!! Bueno, las calles de esos pueblos eran como los de mi pago hoy en día, falta solo la madeja de paja que pasaba volando en tales películas.
El tema en cuestión es que, taba ahí tendido en la cuadra, y pucha que la rodilla me avisó medio tarde, porque además de todas esas inclemencias en mi gastado organismo, arriba de todo… zas, arrancó a llover!! Y me caigo y no me levanto porque se vino con todo, y ahí taba yo, entre los dolores, el frío, el agua que me chispoteaba la cara. La gordita salió rauda y veloz en busca de ayuda, a los 10 minutos apareció, gracias a Dios… con un paraguas; una cremita de ésas mágicas pa los dolores, que de mágicas no tienen nada; y una bolsa con 2 refuerzos de mortadela y una botellita de medio con agua… la gran pucha.
Dejó todo eso y con su voz dulce de siempre me dijo: “te espero en casa, chau”. Y ahí quedé, me arrastré como pude hasta la pared, enganché el paraguas bajo mi mentón, con mis manos ayudaba a mis piernas a moverse, hasta que logré sentarme… a ésa altura ya tenía acalambradas hasta las manos.
En ése momento justo pasa un vecino, de los pocos que quedaban en la cuadra y me pregunta: “Vecino, le pasó algo? Ta lastimado?”. A lo que le contesto: “No no, me encanta sentarme en la vereda cuando ta lloviendo torrencialmente”!! Dicho sujeto entendió lo irónico de mi respuesta y me ayudó a llegar a mi hogar, me dejó en la puerta, cuando abro la misma ahí taba sentada mi novia preciosa, la cual me mira y me pregunta: “te mojaste gordo?”. No no, si afuera llueve seco!!! Así que ya sabe mi vieja, cuando le diga que me avisa la rodilla, agárrese fuerte porque se viene de punta y hacha!!
Salú!!!