
“Palomitas las de antes”
Sonó la alarma del cel y no sabía donde taba “parado”. Es lo que tiene dormir profundo, cada tanto sucede, más ahora que ta un poco más fresquito, de cualquier manera me desperté sudando, igual eso me pasa hasta en invierno, lo de sudar... Sip, problemas hormonales varios hacen que pertenezca a la familia “quesuda”.
Más una sensibilidad a flor de piel que denota emociones varias, que crean en mi ser un torrente de sensaciones, muchas veces encontradas, como llanto y alegría al mismo tiempo, que, pal que me ve de “afuera” piense: “éste ta más rallado que paquete de queso”. Y algo de razón tienen... Bueno, me levanté, me lavé la cara, pisé la cucaracha descalzo, ya habitual en la rutina, insulté al cielo porque me dí cuenta que no tenía yerba, nunca tengo yerba, habitual en mi rutina; me enperifulié los “pelos”, me pegué una lavadita media rapidonga, cacé una manzana al aire pa ir masticando algo y salí, tarde como siempre, habitual en mi rutina; absorto en mis pensamientos.
Sonó la alarma del cel y no sabía donde taba “parado”. Es lo que tiene dormir profundo, cada tanto sucede, más ahora que ta un poco más fresquito, de cualquier manera me desperté sudando, igual eso me pasa hasta en invierno, lo de sudar... Sip, problemas hormonales varios hacen que pertenezca a la familia “quesuda”.
Más una sensibilidad a flor de piel que denota emociones varias, que crean en mi ser un torrente de sensaciones, muchas veces encontradas, como llanto y alegría al mismo tiempo, que, pal que me ve de “afuera” piense: “éste ta más rallado que paquete de queso”. Y algo de razón tienen... Bueno, me levanté, me lavé la cara, pisé la cucaracha descalzo, ya habitual en la rutina, insulté al cielo porque me dí cuenta que no tenía yerba, nunca tengo yerba, habitual en mi rutina; me enperifulié los “pelos”, me pegué una lavadita media rapidonga, cacé una manzana al aire pa ir masticando algo y salí, tarde como siempre, habitual en mi rutina; absorto en mis pensamientos.
Día soleado, fresco, lindo, giro por calle Batlle hacia la izquierda y ahí fue cuando un resplandor de tonos blancos fulminó mi vista, haciéndome retroceder, usando mi brazo derecho como protector de mis ojos. Y eso que venía con lentes de sol... ta cierto, son de esos que vende “TaTa”, de $350, que si los expones mucho al sol mismo, se te quiebran. Bueno che, fue un regalo... que me hice yo mismo cuando cobré el aguinaldo.
Por eso el cariño, porque me hace acuerdo a los buenos momentos... momentos de aguinaldo!!! Intenté seguir mi camino, acomodé la vista, entreabrí los ojos, porque los tenía entrecerrados, tiré los lentes al diablo porque me molestaban y vi, con total asombro, de dónde procedía dicho fulgor.
A una cuadra y media hay una Escuela, la Nº 8, y justo a la hora que uno ta yendo pa trabajar, es que los niños tan entrando a la misma... El blanco “ala” de esas túnicas perfectamente pulcras, hacen que los primeros días de escuela, se transformen en un gran reflector de luz blanca... Los primeros días, a lo sumo la primer semana, después ya pasan a ser entre grises y marrones, el nudo de la moña ya deja de ser el mismo y las costuras comienzan a ceder.
Igual, los uniformes de ahora parecen ser más resistentes a los de antes... bah, a ver, uno antes cuando salía al recreo, jugaba a la mancha, de todo tipo, mancha hielo, caño, de a grupos, etc etc.; trepaba a los árboles, cosa que no se podía, pero uno lo hacía igual; jugabamos a la pelota, todos juntos, varones y nenas, sin discriminación ninguna; nos tirábamos al suelo a jugar a la bolita, lo que, dicho sea de paso, fui campeón en 3ero, ni una medallita me dieron, nada, bueno en realidad me llevé como 70 bolitas que después las vendí y me compré una cajita de los Play Mobile, la de vaqueros, que venía con la carreta, el caballito y el baulcito; además me compré el ultimo ejemplar de Condorito, chistes los cuales repetía como loro después, por más que varios de ellos ni los entendía, sin dudas que “Peyo” es de lo mejorcito que nos ha dado Chile... o lo único quizá.
El resto de la plata se la di a mi madre para colaborar con los gastos del hogar... naaaa, mentira!!! Me la gasté en chicles y caramelos, que me los tenía que comer o masticar antes de llegar a casa, ya que la vieja, como buena odontóloga que era/es, no estaba muy afín a que sus hijos comieran golosinas... tampoco le gustaba mucho que fumáramos y tomáramos alcohol y así terminamos, pero bueno, otra historia.
Decía, párrafos antes, que nuestras túnicas duraban menos que las de ahora; es que claro, ahora cuando salen al recreo, se enganchan todos con sus celulares, jugando cuanto jueguito en línea haya o sin línea también sirve; y si no tienen megas se comparten y si no tienen cel se arrejuntan y se alienan todos bajo el “calor” de un solo aparatito, conectaditos, sin hablar... Uno antes pasaba, a la hora del recreo, por enfrente a la escuela, y se escuchaban los alaridos de los infantos juveniles; risas, gritos de algarabía, juegos, quizá algún llanto producto de alguna caída, pero eso estaba bien, ya que por lo menos estaban en movimiento, siempre atentos, en constante “creación”, alertas, radiantes, gastando energía... Hoy pasas por la escuela, en el mismo horario, y escuchas los sonidos del silencio, a lo sumo alguna tecla, o musiquita de jueguito.
No hay más risas, ni alborotos, ni corridas ni túnicas sucias o rotas... Ni experiencias de vida con tus compañeritos, ni creación de anécdotas. Hoy las “blancas palomitas” no vuelan más. Hoy las blancas palomitas “navegan” en Internet... Y naufragan también.
Salú!!!
Por eso el cariño, porque me hace acuerdo a los buenos momentos... momentos de aguinaldo!!! Intenté seguir mi camino, acomodé la vista, entreabrí los ojos, porque los tenía entrecerrados, tiré los lentes al diablo porque me molestaban y vi, con total asombro, de dónde procedía dicho fulgor.
A una cuadra y media hay una Escuela, la Nº 8, y justo a la hora que uno ta yendo pa trabajar, es que los niños tan entrando a la misma... El blanco “ala” de esas túnicas perfectamente pulcras, hacen que los primeros días de escuela, se transformen en un gran reflector de luz blanca... Los primeros días, a lo sumo la primer semana, después ya pasan a ser entre grises y marrones, el nudo de la moña ya deja de ser el mismo y las costuras comienzan a ceder.
Igual, los uniformes de ahora parecen ser más resistentes a los de antes... bah, a ver, uno antes cuando salía al recreo, jugaba a la mancha, de todo tipo, mancha hielo, caño, de a grupos, etc etc.; trepaba a los árboles, cosa que no se podía, pero uno lo hacía igual; jugabamos a la pelota, todos juntos, varones y nenas, sin discriminación ninguna; nos tirábamos al suelo a jugar a la bolita, lo que, dicho sea de paso, fui campeón en 3ero, ni una medallita me dieron, nada, bueno en realidad me llevé como 70 bolitas que después las vendí y me compré una cajita de los Play Mobile, la de vaqueros, que venía con la carreta, el caballito y el baulcito; además me compré el ultimo ejemplar de Condorito, chistes los cuales repetía como loro después, por más que varios de ellos ni los entendía, sin dudas que “Peyo” es de lo mejorcito que nos ha dado Chile... o lo único quizá.
El resto de la plata se la di a mi madre para colaborar con los gastos del hogar... naaaa, mentira!!! Me la gasté en chicles y caramelos, que me los tenía que comer o masticar antes de llegar a casa, ya que la vieja, como buena odontóloga que era/es, no estaba muy afín a que sus hijos comieran golosinas... tampoco le gustaba mucho que fumáramos y tomáramos alcohol y así terminamos, pero bueno, otra historia.
Decía, párrafos antes, que nuestras túnicas duraban menos que las de ahora; es que claro, ahora cuando salen al recreo, se enganchan todos con sus celulares, jugando cuanto jueguito en línea haya o sin línea también sirve; y si no tienen megas se comparten y si no tienen cel se arrejuntan y se alienan todos bajo el “calor” de un solo aparatito, conectaditos, sin hablar... Uno antes pasaba, a la hora del recreo, por enfrente a la escuela, y se escuchaban los alaridos de los infantos juveniles; risas, gritos de algarabía, juegos, quizá algún llanto producto de alguna caída, pero eso estaba bien, ya que por lo menos estaban en movimiento, siempre atentos, en constante “creación”, alertas, radiantes, gastando energía... Hoy pasas por la escuela, en el mismo horario, y escuchas los sonidos del silencio, a lo sumo alguna tecla, o musiquita de jueguito.
No hay más risas, ni alborotos, ni corridas ni túnicas sucias o rotas... Ni experiencias de vida con tus compañeritos, ni creación de anécdotas. Hoy las “blancas palomitas” no vuelan más. Hoy las blancas palomitas “navegan” en Internet... Y naufragan también.
Salú!!!